sábado, 5 de enero de 2008

Irene, Yo y Mi Otro Yo...

Hoy volvimos desde la casa de mi tía a la casa de mi abuela. Me había levantado medio tarde, pero sin prisa. Sin ganas de hacer demasiado, estaba callada, no por algo en especial, sino porque simplemente no tenía ganas de hablar de nada, ni nada para decir, buscaba en mí la razón de mi silencio justo al momento que mi tía lo advertía y yo contestaba cualquier pavada para no darle importancia al asunto. Entre algunos quehaceres y algunos ocios, comimos y emprendimos la retirada, en eso, la amiga de mi tía avisó que iba a volver en el auto con nosotras. Irene: mujer extremadamente intuitiva, sencilla, sencilla de ser, educada, culta, buena persona e interesante. Cada vez que ella viene, llega cargada de una nube de energía. Usa su esoterismo natural como algo de todos los días y sin darle demasiada importancia. En el viaje habitual de los viernes, ella también advirtió mi silencio pero no como algo casual, intuitiva como es, al finalizar el viaje me dijo: No estés triste, a ver... dame tu dedo ! y mientras tomaba mi dedo índice derecho y lo aplastaba contra el suyo; comenzó a transmitirme energía. Al principio no sentí nada, pero mientras pasaban los segundos empecé a sentir como si una suave corriente eléctrica pasaba por mi dedo: No se si sirve, si existe, o si es posible; quiero creer que si, pero durante el resto del día hice cosas que no suelo hacer: Si bien, en mas de una oportunidad se me llenaron los ojos de lágrimas que traté de esconder, porque en realidad no sabia porque estaba por llorar; acompañé a mi abuela a hacer varios mandados, y aunque en la mitad del trayecto cuando comenzó a repetir por tercera vez la misma historia, deje de escucharla;pero empecé a sentirme contenta de que ya no se sintiera sola. Me encargué de acomodar varias cosas, de no aislarme y demás... A la noche vinieron unos primos que vi una sola vez en mi vida, antes de hoy. Cuando se fueron, bajé a abrirles, fumé mi último cigarrillo del día, y ahora ya acostada me dan ganas de prender otro...
No se si esto de la energía es verdad o no, pero por algún motivo que desconozco sigo un poco triste, desganada, no sé. Debe ser porque me desperté pensando en ese amor trunco, esa cara preciosa, esas pocas palabras cruzadas, esos rulos despeinados, esa sonrisa compradora... ese humor poco cruel, esa inteligencia admirable, esa tenacidad en tu superación personal. ¿Será que te habré idealizado? ¿Será que eras para mí pero la arruiné temprano? ¿Que será? ¿Qué habrá sido de tu vida? Trato minuto a mi minuto despedirme de vos, dejarte, sacarte de mi mente, des-idealizarte, echarte a patadas de mi ser, pero a veces se me hace imposible y no se porque sigo pensando en vos como si formaras de parte de lo que nunca fuiste.
Se que mi duelo no cerrado aún, me cierra y obstruye todas posibilidades de salir del mismo, pero bueno, no se cuanto durará, ni que va a suceder, ni nada, lo único que se es que ha llegado el momento de pensar y empezar a estudiar, distraerme con formulas inútiles de física, revisar viejos principios de termodinámica, y empezar a llenar la mente de cosas que una vez aprobadas, de seguro no volver a utilizar, pero llenaran mi mente de energía renovadora, de aire ganador, y ahí después haber tocado fondo en mas de una oportunidad, sentir que estoy en la superficie nuevamente, que se puede salir a flote, que vale la pena contener la respiración y seguir nadando...

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Se que mi duelo no cerrado aún, me cierra y obstruye todas posibilidades de salir del mismo, pero bueno, no se cuanto durará..."

A mis 32 he pasado por varios duelos de ese tipo, ¡cuánto durará?, bueno, todo depende de varios factores. Quizá el tiempo que duró la relación ayuda un poco a saber aproximadamente el tiempo del duelo. A mi el terapeuta (o sea con proceso de terapia) me dijo que tardaría de seis meses hasta un año y si era más, entonces ya no sería normal. Mi relación de aquel entonces había durado seis años y tuvimos una hija que ahora tiene trece años. Tal vez me condicionó la terapia o ve tú a saber: pero en menos de seis meses ya se me había pasado el duelo y si, efectivamente, algo que me ayudó mucho fue el estudio, ampliar mi circulo de amigos, hacer un poco de ejercicio y por supuesto la terapia.

Ojalá te sea leve.